De médico a paciente en torno a la película “El
doctor”
La
película muestra el ejercicio de un médico en institución privada está también
se sujeta a las normas administrativas, requerimientos y caprichos de las
aseguradoras que nutren de “clientes” a los médicos con salas de espera llenas
y agendas saturadas; con más prisa que educación, se enfatiza en las escenas
iniciales el primer impacto que sufre el Doctor Jack McKee cuando él en su
carácter de paciente (sin dejar de ser el reputado cirujano) intenta saludar de
mano a la experta que lo evaluará, y ésta, sin tacto alguno lo evade, sin
preámbulos, sin mayor interrogatorio, sin semiología, procede a una dinámica de
exploración mecánica por decir lo menos; prácticamente observando una garganta,
no la garganta de una persona, esta actitud existencial ampliamente descrita
por Jean Paul Sartre, es cosificar al otro. El atractivo de la película de
William Hurt, es precisamente que retrata con aceptable fidelidad la medicina en los hospitales
medianos y grandes de los años 80 y 90 del siglo XX, parece ficción, pero los
que lo vivimos, damos cuenta de que hay gran semejanza, el comportamiento de
los grandes expertos en el quirófano que imponen un ambiente festivo y de
seriedad cuando las circunstancias lo exigen, Vacas Sagradas que siempre están
muy ocupados, que parecieran ajenos al resto del cuerpo médico, que se auto
festejan en su experticia, y que hace de esa actitud una aspiración en sus
discípulos.
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